
SOY EL FAVORITO DE MIS 4 ABUELOS
Si estiro mi metro ochentaitantos en algún hormiguero
y dejo que los animalitos construyan una ciudad sobre mi barriga
puedo permanecer varias horas en ese estado y corretear
por el centro de los túneles y ser un buen animalito,
lo mismo ocurre si me entierro en la pepa de algún melocotón
habitado por rápidas lombrices. Pero he de sentarme a la mesa
y comer cuando el sol esté encima de todo: hablarán conmigo
mis 4 abuelos y sus 45 descendientes y mi mujer, y yo debo
olvidar que soy un buen animalito antes y después de las comidas
y siempre.
Y ME ALEJARÉ UNOS TREINTA KILÓMETROS HACIA LA COSTA
Y me alejaré unos treinta kilómetros hacia la costa,
donde un día vi cómo las yerbas altas y oscuras
llegaban hasta el mar, y sólo
esos pastos tocándome las orejas serán mi alegría,
y esas aguas que no exigen rigores
serán mi bien:
tenderse apenas en la arena mojada, sin zapatos,
y cerrar el corazón, cerrar los ojos,
como los caracoles marinos, los duros,
los más enrojecidos.
Antonio Cisneros (1942)