jueves, 31 de julio de 2008

LA PROLIFERACIÓN DE LOS HÍBRIDOS

La lectura del diario es la oración del hombre moderno, dice Latour, y traza un recorrido por las híbridas páginas de un diario (cualquier diario). Mezcla, contaminación, la necesidad de desplegar múltiples puntos de vista. Leímos el fragmento en el taller, pensamos en una creciente hibridación artística en los últimos años, con obras y proyectos que parecen ser varias cosas a la vez (poesía, diario, ensayo, instalación, archivo, laboratorio de formas de vida, etc).


En la página 4 del diario leo que este año las mediciones por encima de la Antártida no son buenas: el agujero de la capa de ozono se agranda peligrosamente. Al continuar con la lectura, paso de los químicos de la atmósfera a los ejecutivos de Atochem y de Monsanto, que modifican sus cadenas de producción para reemplazar los inocentes clorofluorcarbonos, acusados de crimen contra la ecósfera. Algunos párrafos más adelante tenemos a los jefes de Estado de los grandes países industrializados que hablan de química, heladeras, aerosoles y gases inertes. Pero en la parte inferior de la columna, me encuentro con que los meteorólogos ya no están de acuerdo con los químicos y hablan de fluctuaciones cíclicas. Por si fuera poco, los Industriales ya no saben qué hacer. Los capitostes también vacilan. ¿Hay que esperar? ¿Ya es demasiado tarde? Más abajo, los países del tercer mundo y los ecologistas se meten donde no los llaman y hablan de tratados internacionales, de derecho de las generaciones futuras, de derecho al desarrollo y de moratorias.
Así, el artículo mezcla reacciones químicas y políticas. Un mismo hilo relaciona la más esotérica de las ciencias y la política más baja, el cielo más lejano y una fábrica específica en las afueras de Lyon, el peligro más global y las elecciones que vienen, o el próximo consejo de administración. Los tamaños, los desafíos, las duraciones, los actores no son comparables y sin embargo ahí están, comprometidos en la misma historia.
En la página 6 del diario me entero de que el virus del sida de París contaminó al del laboratorio del profesor Gallo, que los señores Chirac y Reagan, sin embargo, habían jurado solemnemente no volver a cuestionar el historial de ese descubrimiento, que las industrias quimicas se demoran en poner en el mercado medicamentos reclamados a voz en cuello por enfermos organizados en asociaciones militantes, que la epidemia se extiende en el África negra. Una vez más, capitostes, químicos, biólogos, pacientes desesperados, industriales, se encuentran comprometidos en una misma historia in-cierta. (…)
Felizmente, en el diario hay algunas páginas tranquilas donde se habla de pura política (una reunión del partido radical), y el suplemento de libros donde las novelas relatan las aventuras exultantes del yo profundo (te amo, ya no te amo). Sin esas páginas despejadas, uno se marearía. Lo que ocurre es que esos artículos híbridos que dibujan madejas de ciencia, de política, de economía, derecho, religión, técnica, ficción, se multiplican. Si la lectura del diario es la oración del hombre moderno, entonces es un hombre muy extraño el que hoy ruega leyendo esos asuntos embrollados. Aquí, la cultura y la naturaleza resultan mezcladas todos los días.
Sin embargo, nadie parece preocuparse por eso. Las páginas de Economía, Política, Ciencias, Libros, Cultura, Religión, Policiales se reparten los proyectos como si tal cosa. El más pequeño virus del sida hace que uno pase del sexo al inconsciente, al África, a los cultivos de células, al ADN, a San Francisco; pero los analistas, los pensadores, los periodistas y los que toman decisiones van a cortar la fina red que dibuja el virus en pequeños compartimentos limpios donde sólo se encontrará ciencia, economía, representaciones sociales, policiales, piedad, sexo. Aprieten el aerosol más inocentes y se verán llevados hacia la Antártida, y de ahí hacia la Universidad de California en Irvine, las cadenas de montaje de Lyon, la química de los gases inertes, y de ahí quizás hacia la ONU, pero ese hilo frágil será roto en otros tantos segmentos cuantas disciplinas puras hay: no mezclemos el conocimiento, el interés, la justicia, el poder. No mezclemos el cielo y la tierra, lo global y lo local, lo humano y lo inhumano. "Pero, ¿esas madejas constituyen la mezcla – dirán ustedes -, tejen nuestro mundo?" "Que sea como si no existieran", responden los analistas.

Bruno Latour. Nunca fuimos modernos, ensayo de antropología simétrica, Siglo Veintiuno editores, Buenos Aires, 2007.

domingo, 27 de julio de 2008

ANOTHER TANO

Para seguir con los medios, poemas de Valerio Magrelli de Epígrafes para la lectura de un diario editado por Bajo la luna, traducción de Guillermo Piro.


ECONOMÍA

Ahora hablan los números,
hay poco de qué reírse.
Esta especie de horario ferroviario
habla de convoys que se van
lejos. También de vagones blindados,
si fuera menester, por eso
ponte a un lado
y saludando con la mano sonríe
mientras pasan.
Ahora Sherezade ya no puede hacer nada.

SANTO


Ese nombre que acompaña
el día del diario trae
el recuerdo de un cuerpo desgarrado.
Siempre hay un obispo, un mártir o una virgen
que tiñe de sangre sacra el fruto de las
rotativas --no olivas
sino tinta bajo la prensa.

PRECIO


Inscripto en el frente del templo,
se despliega en liras y en amplios
frisos de moneda extranjera. Imprenta por imprenta, el papel moneda
sirve para comprar una moneda-papel
cuyo valor mágico vence en veinticuatro horas,
cuando a la medianoche el flamante
vagón de las ultimísimas vuelve
calabaza, noticia averiada,
dinero fuera de curso, papel de desecho,
carcasa de la crónica,
carroña ya sin carne.

CAPACIDADES EXPRESIVAS

Un fragmento de Agamben que suelo citar en relación al poder de los medios. El texto hace referencia al escándalo por corrupción que estalló en el gobierno de Betino Craxi, y dio lugar al proceso judicial que se conoció como mani pulite:
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Una de las razones del silencio de los italianos es ciertamente el ruido de los media. Cuando las cosas no habían hecho más que empezar, los periódicos y las televisiones -principales organizadores del consenso al régimen hasta ese momento- ya habían mostrado unánimemente su repulsa. De esta forma, han quitado literalmente la palabra a la gente, impidiendo que las palabras tan lenta y fatigosamente recuperadas fueran seguidas de hechos.
Una de las leyes -no muy secreta, por cierto- de la sociedad democrático-espectacular en que vivimos determina que, en los momentos de grave crisis del poder, la mediocracia se desmarque en apariencia del régimen del que es parte integrante, y pase a controlar y dirigir la protesta con el objeto de evitar que pueda transformarse en revolucionaria. No siempre es necesario, como en Timisoara, simular un acontecimiento; basta manejar por anticipado no sólo los hechos (…), sino también los sentimientos de los ciudadanos, a los que se da expresión en primera página antes de que, haciéndose gesto y discurso, empiecen a circular y crecer en las conversaciones y en los intercambios de opinión. Todavía recuerdo, al día siguiente de procesar a Craxi, la impresión paralizante que me produjo la palabra VERGÜENZA escrita en grandes caracteres en la primera página de uno de los grandes diarios del régimen. Encontrarse por la mañana ya preparada y en primera página la palabra que hay que decir, produce un efecto singular, de tranquilidad y de frustración a la vez. Y una frustración tranquilizadora (es decir, el sentimiento que experimenta quien ha sido expropiado de las propias capacidades expresivas) es la pasión dominante en este momento en Italia.

Giorgio Agamben, En este exilio. Diario italiano 1992 - 1994 en Medios sin fin, notas sobre la política, Pre - textos, Valencia, 2001. pág 104

Hablamos algo de Timisoara, creo que les conté. Cualquier persona que escriba debería preguntarse por el poder de crear realidad que tiene la palabra y la imagen en los medios. Me interesa, más que la capacidad de inventar una noticia (como Timisoara) lo que señala Agamben de dejar sin palabras a la ciudadanía, no por prohibición, sino por expropiación de las capacidades expresivas. Clave también el concepto de sociedad democrático-espectacular (en este mismo libro se encuentra el prólogo que escribió Agamben para la edición italiana de La Sociedad del Espectáculo, de Guy Debord).
¿Qué fue lo que pasó en Timisoara?
En diciembre de 1989, las imágenes de las fosas comunes de Timisoara (Rumania) conmocionaron al mundo. En la pantalla se veían hileras interminables de cadáveres cubiertos con sábanas. Un grupo de personas izando un cadáver atado por el tobillo era un elocuente testimonio de la barbarie. Se dijo que aquellas personas fueron masacradas luego de que estalló la revuelta popular contra el gobierno de Nicolae Ceausescu, el último de los regímenes comunistas que quedaba en pie en Europa del Este. Las imágenes dieron la vuelta al mundo y aceleraron la caída del régimen. Poco después se supo que todo fue un montaje: los cadáveres habían sido desenterrados de un cementerio y expuestos ante las cámaras. En cuanto al cuerpo izado en el aire, se trataba de una persona que fue hallada muerta en un pozo; los bomberos la recogieron de esa forma, porque no había otro modo de hacerlo.

sábado, 26 de julio de 2008

TAREA PARA EL HOGAR (PRIMER APORTE)

En una entrada más abajo hay cuatro imágenes para armar un relato. Son disparadores para empezar a tender, entre ellos, una serie de relaciones. La propuesta pide, además, que cada uno arrime imágenes, textos, audio, video, o lo que sea que incremente el material disponible para su uso y vuelva un poco más complicadito el proceso. Tomándoselo muy a pecho Eva envía estas dos imágenes con las que ella está trabajando. Pueden disponer de ellas, si se animan. La primera es un bonito retrato de Washington Revagliatti, y la que sigue es casi una estampita (había tecleado mal y escribí estampida, la máquina siempre más precisa que yo) de la siempre casta Wanda Nara.
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OFERTA IMPERDIBLE

En el primer encuentro leímos un texto de J.R.Wilcok, del libro El estereoscopio de los solitarios. Quiero informarles que en el supermercado de Casanova al 400 se encuentran, además de El estereoscopio, El libro de los monstruos, y Dos indios alegres a $6 cada uno, lo que es un escándalo de barato (hay también ofertas interesantes en verdulería). Les recomiendo que se apuren. Y les dejo un cuento del Estereoscopio. Ah, el de la fotito con turbante es, obviamente, Wilcock, haciendo un bolo en El evangelio según San Mateo, de su amigo Pier Paolo Pasolini.

LA ATLÁNTIDA
Cuando aquella vasta isla que los antiguos llamaban Atlántida comenzó a hundirse en el océano, los más sagaces de sus habitantes decidieron embarcarse y mudarse a otro continente. Lamentablemente sus barcos eran pequeños y bastó una sola tempestad para tragarse a todos los emigrantes. Pero la gran mayoría de los atlánticos se habían quedado en la isla; de hecho, todas las profecías preveían un gradual reelevamiento del nivel de las tierras, y los isleños, como sucede a menudo, creían más en las profecías que en la realidad de lo que veían con los ojos y tocaban con la mano. Por eso, inundadas las llanuras costeras y amenazadas por las olas las primeras colinas, los periódicos atlánticos continuaban alentando a la población: "Hemos tenido una nueva confirmación, venida de las más altas esferas científicas de la isla, de que está prevista la progresiva elevación de la plataforma continental atlántica, cuyo movimiento parece haber sido tan repentino que ha arrastrado consigo las aguas del océano; esto explica el hecho de que éstas hayan alcanzado en algunas localidades un nivel falsamente preocupante. En la espera del retorno, sin duda inminente de las aguas geológicamente impelidas, los habitantes y animales sobrevivientes se han refugiado en las montañas que rodean a la capital. El gobierno ha tomado las medidas apropiadas para evitar este temporario peligro, mediante oportunos diques y barreras, mientras los sacerdotes amorosamente se ocupan de bendecir los restos flotantes".
Más subían las aguas, más optimistas se volvían los comunicados distribuidos por las agencias de noticias, más inminente era declarado el reflujo de la marea, con la consiguiente adquisición por parte del patrimonio nacional de nuevas e ilimitadas extensiones de tierra enriquecida por el fértil humus de milenios de vida submarina. Por eso nadie hizo nada, y cuando el último habitante, que era justamente el presidente del consejo, se encontró en la cima de la más alta montaña del país, con el agua al pecho, se oyó decir a los ministros que flotaban en torno suyo, cada uno aferrado a su propio escritorio: "Valor, excelencia, lo peor ya pasó".

SIEMPRE QUISE SER UN POETA CHILENO

Me invitaron a leer a un encuentro. Me proponían elegir diez poemas (que no fueran míos), y leerlos. Me pregunté qué me gustaría leer en público, leer al público. Tenían que ser poemas que tuviera ganas de compartir, esos con los que uno persigue durante semanas a los amigos: "mirá este tipo, mirá cómo escribe". Sin darme cuenta, seis de los diez poemas provenían de poetas chilenos: Parra (Nicanor y Sergio), Millán, Lihn, González Cangas y Bertoni (y no saber qué hacer con Teillier, Maquieira, Carrasco, Lira, Yuri Pérez, David Bustos, y casi me olvido de Zurita...) Es que yo siempre quise ser un poeta chileno. En cada uno de los viajes que hice a Chile me fui convenciendo más y más de eso, cachai?
En el último viaje volvíamos con Cucurto, cruzando la cordillera en colectivo, y el negro me regaló un libro que le había regalado Sergio Parra: NI YO, de Claudio Bertoni, poeta, fotógrafo, con expresa recomendación de leer este poema. Ahí va.

JUNTEMONOS
Los que no tenemos cáncer,
juntémonos y tengamos cáncer.
Los que no estemos resfriados,
juntémonos y resfriémonos.
Los que no tenemos sangre de narices,
juntémonos y tengamos sangre de narices.
Los que no tenemos pie plano,
juntémonos y tengamos pie plano.
Los que no tenemos caspa,
juntémonos y tengamos caspa.
Los que no tenemos espinillas,
juntémonos y tengamos espinillas.
Los que no tenemos mal aliento,
juntémonos y tengamos mal aliento.
Los que no tenemos olor a pata,
juntémonos y tengamos olor a pata.
Los que no tenemos conjuntivitis,
juntémonos y tengamos conjuntivitis.
Los que no tenemos piojos,
juntémonos y tengamos piojos.
Los que no tenemos náuseas,
juntémonos y tengamos náuseas.
Los que no tenemos dolor de guata,
juntémonos y tengamos dolor de guata.
Los que no tenemos colon irritable,
juntémonos y tengamos colon irritable.
Los que no tenemos la regla,
juntémonos y tengamos la regla.
Los que no tenemos osteoporosis,
juntémonos y tengamos osteoporosis.
Los que no tenemos vergüenza,
juntémonos y tengamos vergüenza.
Los que no tenemos ganas de ir al baño,
juntémonos y tengamos ganas de ir al baño.
Los que no tenemos ganas de ir al colegio,
juntémonos y vamos al cine.
Los que no tenemos ganas de ir a Misa,
juntémonos y vamos al cine también.
Los que no tenemos ganas de ir a la cárcel,
juntémonos y vamos a la cárcel.
Los que no tenemos ganas de suicidarnos,
suicidémonos.
Los que no tenemos ganas de morir,
muramos.
Los que no tenemos ganas de resucitar,
resucitemos.
Los que no estemos enfermos,
enfermémonos.
Los que no estemos cansados,
cansémonos.
Los que no estemos angustiados,
angustiémonos.
Los que no estemos desesperados,
desesperémonos.
Los que no estemos muertos,
juntémonos.


Claudio Bertoni

pd: acá, una breve entrevista

sábado, 19 de julio de 2008

TAREA PARA EL HOGAR

Bueno, para que no se aburran en vacaciones esquiando, viajando por Europa o tirados en alguna playa en Brasil, van cuatro imágenes para nuestra narración documental. Básicas son las dos primeras, las otras son opcionales. Rodeen estas imágenes con material propio.


LA POLÍTICA DE LAS ARTES

Este es un fragmento de La política de la estética, de Jacques Rancière, que leímos y comentamos hace uno par de sábados en el taller:
La estética no es la ciencia o la filosofía del arte en general. La estética es un régimen histórico de identificación del arte nacido entre fines del siglo XVIII y comienzos del XIX. Su particularidad consiste en que identifica las obras de arte, ya no como productos específicos de técnicas definidas y de acuerdo con reglas definidas, sino como habitantes de un tipo específico de espacio común; en suma, algo que a menudo se considera como “autonomía del arte”. De acuerdo con un conocido relato -el así llamado ‘relato moderno’-, la estética es la constitución de una esfera de autonomía donde las obras de arte, aisladas en un mundo propio, sólo caben en criterios de forma, belleza o “fidelidad hacia el medio”. Según el mismo relato, esta autonomía se habría derrumbado en las últimas décadas del siglo XX, porque las formas de vida social y las técnicas de reproducción hicieron definitivamente imposible mantener la frontera entre producción artística y reproducción tecnológica, arte elevado y arte bajo, las obras de arte autónomas y las formas de cultura de la mercancía. Yo sostendría que este relato se equivoca por completo. Los términos que opone como respectivamente característicos de dos épocas han estado unidos desde el comienzo en el régimen estético del arte. Primero, la definición de una esfera estética específica que emplea este régimen no retira a la obra de arte de la política. Al contrario, vincula su índole política a esta separación. Pero, segundo, una cosa es la utonomía de la esfera estética y otra la de las obras de arte. Fue en el régimen representacional del arte donde se identificó a las obras de arte por las propiedades y las reglas de la mímesis, y se las distinguió así de otros artefactos. Una vez que el régimen cae, las obras de arte se definen meramente por su pertenencia a una esfera específica. Así, es un tipo específico de espacio lo que califica a objetos que ya no es posible distinguir por su proceso de producción. Pero ese espacio carece de límite definidos. La autonomía del arte, pues, es también su heteronomía. Tal dualidad hace a dos políticas de la estética: el arte es político, en el régimen estético del arte, en tanto sus objetos pertenecen a una esfera separada, y es político en tanto no hay ninguna diferencia específica entre sus objetos y los objetos de las esferas.

Rancière Jacques, La política de la estética, separata de Otra Parte, nº9, primavera 2006, Buenos Aires.


Recomiendo, además, una entrevista muy interesante a Rancière sobre educación que pueden encontrar en Clionauta.

PASEO DE LAS ESCULTURAS

El sábado 12 de julio estuvimos en el Paseo de las Esculturas. Fuimos a hacer de cuenta que no conocíamos las palabras que nombran a cada cosa a la vista. Y a partir de eso, escribir ¿Cómo nos referimos a un árbol, a un poste de luz, a un auto? ¿Cómo llamar a lo que hace toda esa gente que pasa si no podemos decir deporte? Acá algunas fotos.





Aclaración: la parejita que apreta bajo la palmera no pertenece al taller; nosotros nada más leemos y escribimos (¿qué quieren?)