domingo, 27 de julio de 2008

CAPACIDADES EXPRESIVAS

Un fragmento de Agamben que suelo citar en relación al poder de los medios. El texto hace referencia al escándalo por corrupción que estalló en el gobierno de Betino Craxi, y dio lugar al proceso judicial que se conoció como mani pulite:
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Una de las razones del silencio de los italianos es ciertamente el ruido de los media. Cuando las cosas no habían hecho más que empezar, los periódicos y las televisiones -principales organizadores del consenso al régimen hasta ese momento- ya habían mostrado unánimemente su repulsa. De esta forma, han quitado literalmente la palabra a la gente, impidiendo que las palabras tan lenta y fatigosamente recuperadas fueran seguidas de hechos.
Una de las leyes -no muy secreta, por cierto- de la sociedad democrático-espectacular en que vivimos determina que, en los momentos de grave crisis del poder, la mediocracia se desmarque en apariencia del régimen del que es parte integrante, y pase a controlar y dirigir la protesta con el objeto de evitar que pueda transformarse en revolucionaria. No siempre es necesario, como en Timisoara, simular un acontecimiento; basta manejar por anticipado no sólo los hechos (…), sino también los sentimientos de los ciudadanos, a los que se da expresión en primera página antes de que, haciéndose gesto y discurso, empiecen a circular y crecer en las conversaciones y en los intercambios de opinión. Todavía recuerdo, al día siguiente de procesar a Craxi, la impresión paralizante que me produjo la palabra VERGÜENZA escrita en grandes caracteres en la primera página de uno de los grandes diarios del régimen. Encontrarse por la mañana ya preparada y en primera página la palabra que hay que decir, produce un efecto singular, de tranquilidad y de frustración a la vez. Y una frustración tranquilizadora (es decir, el sentimiento que experimenta quien ha sido expropiado de las propias capacidades expresivas) es la pasión dominante en este momento en Italia.

Giorgio Agamben, En este exilio. Diario italiano 1992 - 1994 en Medios sin fin, notas sobre la política, Pre - textos, Valencia, 2001. pág 104

Hablamos algo de Timisoara, creo que les conté. Cualquier persona que escriba debería preguntarse por el poder de crear realidad que tiene la palabra y la imagen en los medios. Me interesa, más que la capacidad de inventar una noticia (como Timisoara) lo que señala Agamben de dejar sin palabras a la ciudadanía, no por prohibición, sino por expropiación de las capacidades expresivas. Clave también el concepto de sociedad democrático-espectacular (en este mismo libro se encuentra el prólogo que escribió Agamben para la edición italiana de La Sociedad del Espectáculo, de Guy Debord).
¿Qué fue lo que pasó en Timisoara?
En diciembre de 1989, las imágenes de las fosas comunes de Timisoara (Rumania) conmocionaron al mundo. En la pantalla se veían hileras interminables de cadáveres cubiertos con sábanas. Un grupo de personas izando un cadáver atado por el tobillo era un elocuente testimonio de la barbarie. Se dijo que aquellas personas fueron masacradas luego de que estalló la revuelta popular contra el gobierno de Nicolae Ceausescu, el último de los regímenes comunistas que quedaba en pie en Europa del Este. Las imágenes dieron la vuelta al mundo y aceleraron la caída del régimen. Poco después se supo que todo fue un montaje: los cadáveres habían sido desenterrados de un cementerio y expuestos ante las cámaras. En cuanto al cuerpo izado en el aire, se trataba de una persona que fue hallada muerta en un pozo; los bomberos la recogieron de esa forma, porque no había otro modo de hacerlo.

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