lunes, 29 de junio de 2009

INUTILIDAD DE LAS REPRESENTACIONES FITOMORFAS

Hay mapas circulares y hay mapas con forma de corazón. Los hay también con forma de trébol, como el que Heinrich Bünting dibujó en 1581 ubicando un continente en cada hoja y a Jerusalém en el centro de las tres.

Hay que decir que mientras Mercator y Ortelius recurrían a portulanos trazados por los propios marinos, para tras innumerables cálculos matemáticos, traducirlos a sus mapas, la organización tripartita del mundo en el Cloverleaf de Bünting tiene origen en la Biblia, y está inspirada en la historia de Noé y la distribución del mundo entre sus hijos: Sem, Cam y Jafet. Es, en varios sentidos, un mapa del pasado, sin cabida en el incipiente atlas de la expansión mercantil europea.

El fragmento de América que asoma en la esquina inferior izquierda del mapa, como un invitado al que no se esperaba en el reparto del mundo, desequilibra el orden bíblico del cuadro.

No es posible saber si Bünting, cartógrafo y devoto, era incapaz de comprender las transformaciones que se desplegaban a su alrededor, o si por el contrario, consciente de ellas, fugaba al mundo de la simetría de manera deliberada.

Yo, por mi parte, me acuerdo de una vez que con una bic me dibujaron en la mano el recorrido para llegar a una casa con pileta, y escribieron ahí un nombre mientras me preguntaban ¿a qué hora venís?

El recorrido, en trazo rojo, partía de Córdoba y Alem, y llegaba, tras cruzar la última línea de la palma de la mano, a una suerte de montecito entre el índice y el mayor, donde una pequeña flor roja de cuatro pétalos coronaba, bajo el nombre, el trayecto serpenteante. Recuerdo haber manifestado no entender del todo ese dibujo que cubría mi mano casi en su totalidad, con virajes, espirales y recodos, como una enredadera. Recuerdo la risa y la respuesta de la cartógrafa: vos nunca entendés nada.

Y también hubo gente que se preguntó: caída Jerusalém ¿qué pondremos en el centro?

(fragmento de BLAIA, inédito)

jueves, 25 de junio de 2009

USOS CARTOGRÁFICOS DEL CORAZÓN


Hay mapas con forma de corazón y hay mapas del corazón. No del corazón como territorio, sino de las trayectorias del corazón, como si uno dijera un mapa de viaje, un itinere. Ahora se sabe que el corazón no viaja sino en sentido figurado, pero los kerora de Nueva Guinea creen que el ánimo con el que uno sobrelleva el día tiene que ver con los desplazamientos del corazón y el lugar en el que se ubica. Como si el corazón fuera un animal indócil que habitara y recorriera, día a día, nuestro cuerpo. Indócil digo yo, y animal también. Para los kerora, creo, el corazón no es dócil ni indócil, ni les preocupa tanto qué es, sino más bien dónde está. Por eso miro tu electrocardiograma, aunque eso no me dice dónde está tu corazón.

No se por qué me regalaste el electrocardiograma. No conozco a nadie más que pueda hacer un regalo semejante. Tampoco se por qué lo miro. Es un poema. O una partitura.
Creo que puedo cantarlo.

(fragmento de BLAIA, inédito)

martes, 23 de junio de 2009

DEPARTAMENTO DE MÚSICA

Mario Ortiz me hizo ver esto hace unos días, que a su vez él había visto con Luis Sagasti: Música para un departamento y seis percusionistas. Ahora hago unos temas buenísimos en mi casa, con virtuosísimos solos de multiprocesadora y blits de medicamentos. Como los músicos no son argentinos, pobres, no saben que el clímax sonoro hogareño es el del agua del mate, cuando chilla; momento de ovación.

viernes, 19 de junio de 2009

A 7 KILÓMETROS DE ACÁ


Ricardo de Armas hizo tomas de sonido del puerto de Ingeniero White, hace un par de veranos: camiones, locomotoras, escobas que barren cereal, un estibador que canta un tango, una bicicleta. Nicolás Testoni trabajó con videos caseros en súper 8, yo escribí unos textos de los que apenas quedan rastros en la imagen, porque están pensados para ser leídos en vivo. Con eso se armó A 7 Kilómetros de acá. Y entonces salimos virtualmente de gira. Dejo la obra, y gacetilla (porque ganamos un premio y nos seleccionaron en unos festivales)

A siete kilómetros de acá


Ricardo de Armas, Marcelo Díaz y Nicolás Testoni fueron distinguidos en el Concurso Internacional de Música Electroacústica y Artes Electrónicas Bourges 2009 por su obra de música y video “A siete kilómetros de acá”. El concurso, organizado por el "Centre National de Création Musicale", reconoció el trabajo de estos bahienses dentro su sección “multimedia”.

Una versión anterior de esta misma obra había ganado en octubre pasado la mención de honor del prestigioso Premio Leonor Hirsch. En tanto que esta nueva versión ha cosechado en lo que va del año otros reconocimientos: fue elegida para participar del festival de video experimental “Images contre nature”, a realizarse en Marsella en julio próximo, y participa de la selección oficial del Festival de Videoarte de Atenas que circulará por distintas ciudades de Europa a largo de 2008 y 2009.

De acuerdo con sus autores, “A siete kilómetros de acá” es un intento por establecer una conexión entre algunos films domésticos de los años 70 y 80, y una serie de registros sonoros grabados en el puerto de Ingeniero White durante el verano de 2007. Película muda en super 8, por un lado. Tratamiento digital del ruido de quemadores y tolvas –pero también de bicicletas y trapos rejilla-, por el otro. Si bien el título de la obra alude a la distancia, espacial pero también simbólica, que separa a Bahía Blanca de su puerto, la confrontación de imágenes del pasado con sonidos del presente apunta más bien a poner en relación dos momentos de una misma historia. Una historia que involucra la implacable transformación de un lugar y el empeño de quienes viven en él por volverlo habitable cada día.

martes, 16 de junio de 2009

CÓMO RELACIONARSE CON LOS NATIVOS


Conversamos mucho en
Ferrowhite acerca de nuestro hacer como museo y de las actividades que realizamos. Uno de los proyectos que venimos desarrollando desde 2006 es Archivo White, teatro documental, en el que
trabajadores del ferrocarril y del puerto llevan sus vidas a escena. La pregunta que en general nos formulamos es qué lugar ocupan los vecinos en el museo ¿son un objeto de estudio? ¿son informantes? ¿son parte del museo? ¿cuál es la distancia que media entre ellos y la institución? Todas estas preguntas se agudizan con el teatro, con un ferroviario o un estibador en escena, con las miradas que a veces se desconciertan (¿qué hace un ferroviario bailando Ravel frente a cuarenta personas?) porque no saben muy bien dónde poner eso que ven. Nada de esto llega a formularse aún como debate. Aunque valdría la pena darlo ¿se trata de esencializar al otro al punto de confinarlo a una diferencia irreductible, casi de reserva faunística? ¿se trata de sobreidentificarse con el otro y subordinar su voz a la de la institución, que entonces hablaría por él? ¿hay caminos intermedios y/o divergentes? Como buscamos respuestas, como las que ya tenemos se someten continuamente a revisión, dejo un fragmento de Hal Forster, de El artista como etnógrafo, capítulo 6 de El retorno de lo real:

He acentuado el hecho de que se necesita la reflexividad para protegerse contra una sobreidentificación con el otro (mediante el compromiso, la autoalteración etc.) que puede comprometer esta otredad. Paradójicamente, como Benjamin dio a entender hace mucho tiempo, esta sobreidentificación puede alienar al otro más si no permite la alteración que ya funciona en la representación. Frente a estos peligros -de demasiada o demasiado poca distancia— he abogado por la obra paraláctica que intenta enmarcar al enmarcador cuando éste enmarca al otro. Éste es un modo de adaptarse al contradictorio status de la otredad en cuanto dada y construida, real y fantasmal. Este enmarcamiento puede ser tan sencillo como un pie de foto para un fotógrafo, como en el proyecto de The Bowery de Rosler, o la inversión de un nombre, como en los carteles de Heap of Birds o Baumgarten. Sin embargo, tal reenmarcamiento no es suficiente por sí solo. Una vez más la reflexividad puede llevar a un hermetismo, incluso un narcisismo, en el que el otro es oscurecido, el yo pronunciado; puede también llevar a un rechazo del compromiso sin más. ¿Y la distancia crítica qué garantiza? ¿Se ha convertido esta noción en algo de algún modo mítico, acrítico, una forma de protección mágica, un ritual de pureza por sí mismo? ¿Es tal distancia aún deseable, por no decir posible?
Quizá no, pero una sobreidentificación reductora con el otro no es tampoco deseable. Mucho peor, sin embargo, es una desidentificación criminal del otro. Hoy en día la política cultural, tanto de izquierdas como de derechas, parece atrapada en este callejón sin salida. En gran medida, la izquierda se sobreidentifica con el otro como víctima, lo cual la encierra en una jerarquía de sufrimiento por la cual los desheredados pueden hacer pocas cosas mal. En mucho mayor medida, la derecha se desidentifica del otro, al cual culpa como víctima, y explota esta desidentificación para construir la solidaridad política mediante el miedo y la aversión fantasmales. Frente a este callejón sin salida, la distancia crítica podría no ser tan mala idea después de todo.

Hal Forster, fragmento del capítulo 6, El artista como etnógrafo, de El retorno de lo real. La vanguardia a finales de siglo, Akal, Madrid, 2001.

domingo, 14 de junio de 2009

TREGUA

Hoy no hay partes de batalla,
el frente personal, quieto.
Tampoco hay noticias clínicas,
ni cuentas ni cartas de amor.

La minuta del día, frugal.
El tiempo, más bien templado.
Aparece una mariposa blanca,
tremolante bandera de tregua.

Gonzalo Millán (Santiago de Chile, 1947 - 2006)

viernes, 12 de junio de 2009

jueves, 11 de junio de 2009

ARCHIVO CABALLERO


Pedro Caballero nació en Zamora, España, en 1939. En 1945 llegó a Ingeniero White para quedarse. Pasó su infancia junto con su madre en Puerto Galván. Salvo un breve paso, en condición de cadete, por la Farmacia Española, fue ferroviario toda la vida. Todavía lo es, más allá de la jubilación. Trabajó en Galpón White, y en talleres Maldonado, como mecánico ajustador. En la época dorada de las fiestas y los corsos alternó su personalidad con la de Pedro Fontana Reyes, la voz cordial y amiga del Club Puerto Comercial. Anunció, desde los altoparlantes del Club, el calendario de bailes y festejos, los numerosos comercios auspiciantes, el nombre de las Reinas de White. Y programó música selecta: Alberto Castillo, Donald, Julio Sosa, Los Náufragos. Pedro Caballero acostumbra anotar en sus libretas los nombres de sus compañeros fallecidos, accidentes ferroviarios memorables, ministros, intendentes o locomotoras de vapor. Ahora, en su cuaderno nuevo registra también, día a día, a dónde va, con quiénes se encuentra, qué hace, qué ve. Lee esos cuadernos constantemente y por eso en su memoria prodigiosa conviven presidentes, locomotoras, miles de apodos de sus compañeros del taller, efemérides varias. Vive en su casilla de madera, una de las "colonias" que hace ya más de cien años la empresa Ferrocarril del Sud construyó para el personal que trabajaba en el galpón de locomotoras de White. Habitualmente relee revistas, libros o cuadernos de notas, cuida a sus gatos, o hace palabras cruzadas sentado en uno de los tantos asientos ubicados en el patio de su casa, rodeado de los “artefactos” que arma, desarma, y recompone. Las herramientas que conservó durante años las donó casi todas al museo, y forman parte de la obra. Ama el Bolero de Ravel.

lunes, 8 de junio de 2009

UN TIPO QUE CAMINA

Era una serie mortalmente lenta. Era una serie en la que no pasaba nada. Era imposible jugar a Kung Fu, porque aún cuando las peleas eran atractivas, se desarrollaban en treinta segundos al final del episodio. El resto del capítulo consistía en: un tipo caminando, un tipo que se sienta en una piedra a tocar la flauta, un tipo que se encuentra con otros tipos, un tipo con cara de no entender ni qué pasa, ni qué dice el resto, ni qué hace él ahí en ese momento y en ese lugar (y ahora que lo pienso es la mejor definición de mi adolescencia, y es la imagen que siempre tuve de mi viejo, y es el estado en el que yo mismo me sorprendo a veces), un tipo que se va caminando. Todo eso con una amabilidad desesperante.
Kwai Chang Caine está siempre en tránsito de un lado al otro, parece no haber un lugar para él en el mundo; si lo hay, no lo conoce; improvisa sobre la marcha pero piensa muchísimo antes de tomar una decisión, se mueve en otra temporalidad. Y no hace demasiado. Sin embargo, si pasa una tarde entera pelando un palito abajo de un árbol, sabemos que ahí, en esa pasividad, se está incubando la acción. Sabemos que se mueve por dentro: recuerda "lecciones" que aprendió de un par de viejos chinos, que termina de comprender diez años después. Son lecciones de una sabiduría kitsch y bastante berreta, pero que le alcanzan para salir de su letargo, tirar tres patadas en cámara lenta y arreglar un poco las cosas sin arreglarlas nunca del todo, porque no es ni un superhéroe, ni uno de esos policías yankis que capítulo a capítulo resuelven robos o asesinatos sin una sombra de duda.
Y como nunca termina de resolver esas cosas que no se resuelven en un episodio, porque con tres patadas no alcanza, o porque la filosofía no funciona en cuarenta minutos, o porque la solución es posible, sí, pero en el próximo capítulo, el tipo se calza el morral, agarra la flauta y vuelve a caminar, caminar y caminar con ese aire entre absorto y melancólico.

jueves, 4 de junio de 2009

UN HÉROE CON HUEVOS PARA COMBATIR LA INSEGURIDAD


En el centro comercial de la próspera y apacible Bahía Blanca ha hecho su aparición un nuevo superhéroe. Marvel y DC se pelean por la licencia.
Así titula el matutino local:

UN POLLO GIGANTE AYUDÓ A EVITAR UNA SUSTRACCIÓN

Mientras realizaba tareas de promoción de un comercio, ayer a la mañana, el hombre disfrazado advirtió un intento de robo del auto de un compañero y permitió su captura a las pocas cuadras.

Pensar que Ciudad Gótica tiene a Batman, Metrópolis a Superman y New York a Spiderman.
A nosotros nos tocó un pollo.

Mientras se prepara la película, que se filmaría en San Luis, con Bruce Willis en el rol del gallináceo justiciero, la ciudadanía se pregunta: ¿Quién está bajo las plumas amarillas del nuevo paladín de la justicia bahiense?

A partir del profundo conocimiento que tenemos del universo superheroico, este blog sospecha de:

el Ingeniero Arecco, multimillonario como Batman; Héctor Gay, periodista como Superman; Gustavo Lobos, fotógrafo como Spiderman; el Dr. Montezanti, abogado como Daredevil; el Dr. Carignano, médico como Thor; y Edgardo Levantesi, empresario y playboy como Iron Man.

Mirá el video y dejá tu respuesta.



miércoles, 3 de junio de 2009

¿PERO QUÉ DICE EL TATUAJE?

Al parecer, y según consta en un estudio realizado por profesionales del área de criptología de la Universidad Nacional del Sur al que hemos tenido acceso (y que se dará a conocer en estos días), el tatuaje que luce en el cuello el candidato empresario multimillonario neoperonista Francisco De Narvaez, no sería una expresión oriental sino un poema del salvadoreño Roque Dalton:

CONSEJO QUE YA NO ES NECESARIO EN NINGUNA PARTE DEL MUNDO PERO QUE...

No olvides nunca
que los menos fascistas
de entre los fascistas
también son
fascistas