Mientras las vuvuzelas no dejan de sonar, y la espera por el partido de octavos se vuelve interminable, y los cinco equipos sudamericanos están en octavos, y el inefable Bambino Veira en su columna (?) en la que supuestamente debe analizar los partidos se despacha con un análisis minucioso del traje de Maradona para terminar con esta frase: "me gusta Diego con ese traje, parece un escritor (!)", yo subo esta foto de Sergio Zaninelli en la que parezco un futbolista, y un poema que tiene que ver con el fútbol, pero también con caminar el lugar donde uno vive, y con las dos entradas anteriores:
ONCE POSTALES DEL HOSPITAL PENNA
para Christian
I
Veinte calles de tierra,
la loma al sol.
II
Los campitos de la morgue
siempre fueron los más aptos
para la práctica entusiasta
del fútbol infantil.
III
El Bachicha. El Keko. El Luisito. El Negro. El Ariel.
El hermano del Negro. El hermano del Carco.
El Carco. El Sapo. El Zurdo. El Chino. Y el Roberto
(que es el que pone el fútbol).
IV
Las paredes blancas a la hora de la siesta.
Una enfermera cruza, blanca, bajo el sol
de un pabellón a otro, y atraviesa
el sendero de pinos.
Carga vendas y potes
con líquidos oscuros.
V
Apenas una brisa entre los pinos
y las finas hojas de los eucaliptos.
VI
Al Bachicha no hay,
ni como insulto, ni como alabanza,
que decirle hijo de puta,
porque se ofende y se va;
y el Bachicha es el único más hábil que tenemos.
Otras cosas sí se le pueden decir,
como güevón o pajero, que se ríe
y no hay
ningún problema.
VII
Al filo de la sombra, de una pila de escombros,
el zigzagueo fugaz de la lagartija.
VIII
Cada tanto una ambulancia interrumpe las acciones.
Dos enfermeros cargan, por el pedregullo, al sol,
un bulto en la camilla.
El que tira adelante hace en voz baja un comentario;
el otro disimula, guarda las formas, pero, se ve,
no puede con la risa.
Un tercero aparece, como zombie, en la puerta de la morgue,
se rasca la cabeza, trae un mate en la mano:
Apuren, que se enfría.
Seguimos, seis a tres.
IX
Lenta pasa,
en la ruta,
la 17
con obreros
dormidos
de la Coca Cola
o la
cervecería.
X
Dos
de los monos más grandes
del equipo rival
(el de Boca y el
de camiseta verde)
capturaron una lagartija:
la tienen de la cola (pobre bicho),
y se retuerce,
y brilla al sol.
Se la quieren meter en el culo
al gordito pecoso que traen de arquero.
Pero no va a ser fácil: El gordito
no se deja.
XI
A la vuelta, con los pinos
alargando su sombra
más allá de la calle,
cuatro viejos esperan
que les tomen la presión.
Con el General muerto, ahora sí que perdimos.
Se dicen, lagrimean, gesticulan.
A la vuelta, catorce a diez,
perdimos otra vez.