lunes, 31 de agosto de 2009

ERKE, CHARANGO & BOMBO

Se vienen las III Jornadas HumHA organizadas desde el área Historia del Arte del Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur, que se realizarán desde el miércoles 2 al sábado 5 de septiembre próximos en la Casa de la Cultura. Este año el tema convocante es Representaciones e identidades. Pueden ver todo el programa acá.
Y a propósito de representaciones e identidades, les dejo este texto sorprendente sobre El Humahuaqueño (que bailé disfrazado de coya en la primaria)


¿
Erke, charango y bombo?


El colectivo de la l
ínea 60 recorría las últimas cuadras que le restaban por la avenida Santa Fe, antes de girar hacia la derecha. Entre sus pocos pasajeros, sentado "del lao del sol" porque aquel otoño venía fresco, un moreno de rasgos marcadamente mestizos garabateaba signos musicales sobre un papel pentagrarnado. Era Edmundo Zaldívar (h.), a quien los directivos de Radio El Mundo hacia donde él se dirigía le habían encargado componer algún "aire norteño" capaz de insuflar nuevo interés entre los cultores de la música criolla, en vista de que los antes muy festejados dúos tradidonalista de carácter cuyano-pampeano parecían haber comenzado a perder buena parte de su repercusión popular.

Edmundo ten
ía su obra "colectiva" prácticamente terminada. Sólo faltaba pasarla en limpio, porque los barquinazos del vehículo no respetaban plicas ni armaduras de clave y más bien se encargaban de introducir sus propias alteraciones en la melodía. Algunas dudas rondaban al joven músico. Una de ellas era e! modo de finalizar su obra; sin ignorar que, en caso que algún colega se dignara "hacer" su tema, lo "haría" en todo el sentido de la palabra, cambiando partes a su gusto, como era casi de rigor en el ambiente. ¿Qué era, finalmente, el "aire norteño" que Zaldívar había compuesto? ¿A qué especie coreográfica o lírica tradicional podía ser técnicamente asimilado? Sin duda, al huayno boliviano. Pero no era pentatónico salvo en su introducción, que evocaba los arpegios del arpa y se ajustaba el Modo B de la clasificación de los esposos D'Harcourty tanto su fraseo como su juego rítmico- melódico presentaban una regularidad a la que los auténticos huaynos eran ajenos. Todo ello justificaba, por lo pronto, un cambio de rótulo.

Antes de bajar del colectivo, barajaba ya, entre otros t
ítulos opcionales, el de "El humahuaqueño". El flamante autor "Cacho" para los amigos sólo conocía el Norte argentino a través de las charlas de su padre con don Ricardo Rojas, y el nombre de Humahuaca resonaba en sus oídos con eco de antigales a flor de tierra, cholas carnavaleras de lindo mirar" y proliferación exuberante de instrumentos musicales. Él había nacido en Buenos Aires y, en todo caso, era buen conocedor de estilos y marotes viejos. Pero esto de meterse con el Norte... (Al fin y al cabo pensó— sólo se trataba de cumplir con un encargo profesional sin mayores trascendencias.)

Al llegar, sus compa
ñeros del conjunto "Motivos de mi Tierra" que dirigía Pancho Cárdenas lo terminaron de convencer. El tema se tituló "El humahuaqueño" y fue identificado como "carnavalito". Lo estrenó Elida Lacroix en la misma radio. Poco después, Joaquín Pérez Fernández lo llevó a dar la vuelta al mundo formando parte de la música de su ballet. La repercusión del tema fue impresionante. En pocos años fue grabado en los más diversos idiomas por una verdadera multitud de artistas internacionales.

A esa altura de las circunstancias, ya resultaba imposible convencer al p
úblico especialmente al argentinoque "erke, charango y bombo" como rezaba textualmente la letra del "carnavalito" era una asociación instrumental tan insólita como absolutamente inexistente, debida a la inspiración y a la fantasía de un compositor afortunado.

Edmundo Zald
ívar no sólo había creado un nuevo género (lo que no es poco mérito para un músico): "El humahuaqueño" llegó a convertirse en una especie de himno popular de la propia humahuaca, pasando a integrar el repertorio de las orquestas campesinas y las comparsas carnavaleras.


Fragmento de
Catálogo ilustrado de instrumentos musicales argentinos, de Rubén Pérez Bugallo, Ediciones del sol, Buenos Aires, 1993.


1 comentario:

Jorge Durán dijo...

Muy buena la historia sobre el origen de esta melodía tan famosa. Así se hace leyenda.