
EL AZÚCAR
El blanco azúcar que endulzará mi café
en esta mañana de Ipanema
no lo produje yo
ni surgió por milagro en la azucarera.
Lo veo puro
y afable al paladar
como beso de muchacha, agua
en la piel, flor
que se disuelve en la boca. Pero no fui yo
quien fabricó este azúcar.
Este azúcar viene
del almacén de la esquina pero tampoco lo hizo Oliveira,
dueño del almacén.
Este azúcar viene
de una fábrica de azúcar de Pernambuco
o del Estado de Río
y tampoco lo hizo el dueño de la fábrica.
Este azúcar era caña y viene de los cañaverales extensos
que no nacen por casualidad
en la falda del valle.
En lugares distantes y donde no hay hospital
ni escuela,
hombres que no saben leer y mueren de hambre
a los 27 años,
plantaron y recogieron la caña
que se transformaría en azúcar.
En fábricas oscuras,
hombres de vida amarga
y dura
produjeron este azúcar
blanco y puro
con que endulzo mi café esta mañana en Ipanema.
Ferreira Gullar, trad. de Harold Álvaro Tenorio
otro poema de Gullar en Club Silencio.