lunes, 29 de septiembre de 2008

UNO AGUDO Y OTRO GRAVE

Como en los comentarios del post anterior estamos de discusión sobre el silencio, y Cage, y una obra en la que los músicos no hacen nada de música, y como además me llegaron a la casilla de mail variados comentarios sobre 4'33", va un textito clásico de Cage en el que cuenta su primera experiencia con el silencio:

Fue después de llegar a Boston cuando fui a la cámara anecoica de la universidad de Harvard. Todo el mundo que me conoce, conoce esta historia. La explico continuamente. En cualquier caso, en aquella habitación silenciosa, escuché dos sonidos, uno agudo y otro grave. Después le pregunté al ingeniero responsable por qué, siendo la habitación tan silenciosa, había escuchado dos sonidos. Me dijo: "Descríbalos". Me dijo: "El agudo era el funcionamiento de su sistema nervioso. El grave era la circulación de su sangre".

pd: acá un video con Cage hablando del silencio, link que me mandó Claudia Fontes, a quien agradezco

miércoles, 24 de septiembre de 2008

CÓMO SE CREA EL SILENCIO

John Cage compuso esta obra, 4'33", en 1952. Aún hoy resulta sorprendente. Lejos de quienes la toman como una especie de broma (una de las tantas) del arte contemporáneo, 4'33" pone en escena toda la dimensión de ritual colectivo que puede ofrecer el arte en un presente desencantado, además de crear algo que casi ha desaparecido de nuestro mundo: silencio.
Cuando muchos artistas buscan desarrollar su hacer por medio del trabajo asociativo y se tientan nuevas categorías para pensar estas prácticas (estética relacional, estética de emergencia, arte de bajo radar, etc), no encuentro mejor ejemplo de arte colaborativo (entre artistas y público) que esta pieza de mitad del siglo pasado.
Hay varias versiones circulando en internet, incluso una con David Tudor, que fue quien la interpretó por primera vez. Yo prefiero ésta, porque me parece la más sobria, y porque se ven los espectadores, también intérpretes imprescindibles.
Quienes gusten de una versión sensiblemente más expresiva (a mi gusto demasiado afectada), pueden clickear acá.

NATURALEZA

La fruta aún desconoce
su nombre. Sabe entre otras cosas
que es media tarde. Que
alguien la mira posada en la frutera
y que una gota que cae,
lenta la abre con luz por la mitad

José Villa, Camino de vacas, Gog y Magog, Buenos Aires, 2007

lunes, 22 de septiembre de 2008

PORTO DOS OSSOS

Este poema de Daniel Samoilovich me gusta desde hace mucho tiempo. El sábado lo leímos en el taller, con trampa: el poema estaba transcripto en prosa, y había que buscar una cadencia, y traducirlo a versos. No se trataba, obviamente, de intentar pegarla y que nuestros poemas quedaran igual al original; se trataba más bien, de leer de manera minuciosa el por qué de esa versificación, qué pasaba si el verso en vez de ser de una manera, era de otra, en qué medida esos cambios modificaban el poema.
Hicimos la misma actividad con un poema de José Villa, Naturaleza, que voy a postear mañana.


PORTO DOS OSSOS

La angustia del amor te aprieta la garganta
como si nunca más fueras a ser amado.
Apollinaire

¿Pero cómo se hará de noche si la sombra
no sabe qué hacer contra el pulido
azul de la bahía?
Los cascos de los barcos ya están negros
y el cielo rayado de mástiles negros
y el agua todavía resplandece.
En el bar, siluetas
que la tarde cortó de su papel plateado
toman whisky y murmuran
en media docena de lenguas. Y tu botella
se va poniendo igual a todas las botellas;
las etiquetas ya no se pueden leer.
¿Pero cómo se hará de noche
si la noche vacila
ante el escudo azul de la bahía?
Alguien tal vez venga nadando
de los barcos, y por la estela negra
que dejen sus brazadas invisibles
entre la noche al mar. Entonces sí,
antes que llegue el nadador
será de noche y se habrá abierto
la mano que en un puño tu corazón tenía.

Daniel Samoilovich, Rusia es el tema, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1996

lunes, 15 de septiembre de 2008

JOSEPH BEUYS, EL ÚLTIMO ROCKER CONTESTATARIO

Joseph Beuys nació en 1921 y murió en 1986. Entre esas fechas hizo varias cosas, como encerrarse con un coyote en una jaula, darle lecciones de arte a una liebre muerta, utilizar grasa y fieltro para sus esculturas, plantar robles en cantidades importantes y cambiar radicalmente el arte del siglo XX. Como parte de su performance artística dió numerosas conferencias en las que dijo cosas como: "El hombre está sólo realmente vivo cuando se da cuenta de que es un ser creativo y artístico. Exijo una implicación del arte en todos los reinos de la vida. De momento el arte es enseñado como un campo especial que demanda la creación de documentos en forma de obras de arte. Por eso, yo abogo por una implicación estética de la ciencia, la economía, la política, la religión, de toda esfera de la actividad humana. Incluso la acción de pelar una papa puede ser una obra de arte si es un acto consciente". En la Universidad Libre Internacional de Creatividad e Investigación Interdisciplinaria que fundó en 1973, el plan de estudios incluía: Teoría de los colores, Teoría del conocimiento, Cerrajería, Electricidad, Solidaridad, Fenomenología del arte y Crítica de la conducta crítica, entre otras materias, además de contar con un Departamento de Ecología.
En 1982, cuando
The Clash lanza Combat Rock y Dead Kennedys, Plastic Surgery Disasters, Joseph Beuys se descuelga con Sone statt Reagan, esta cancioncita al presidente de los EEUU, Ronald Reagan, que Beuys pronuncia regan, como lluvia en alemán.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

ESTO ES NADA MÁS PARA DECIRLES

que el viernes 12 de septiembre, a las 20 hs, en Avenida Colón 80, como parte del ciclo Qué piensan organizado por la UNS y la ALianza Francesa, Marcelo Cohen y Graciela Speranza nos estarán contando cómo se hace una revista de letras y artes? más concretamente, cómo se hace OTRA PARTE, revista que ambos dirigen.
Como para precalentar, va una entrevista a Marcelo Cohen, a propósito de su última novela, Impureza, y otra a Graciela Speranza, realizada cuando salió el excelente Fuera de campo (Literatura y arte argentinos después de Duchamp).

Y nada más, porque Eva me ahorró trabajo, y en su blog hay más Cohen y Speranza, con fotitos inclusive.

lunes, 8 de septiembre de 2008

EL ÉXTASIS DE LAS INFLUENCIAS

Otra Parte es una revista de letras y artes dirigida por Marcelo Cohen y Graciela Speranza que va por el número 15 (acaba de salir). El consejo asesor es un lujo y cada número la oportunidad de tomarle el pulso a los problemas y las propuestas más interesantes del arte y la vida contemporáneas. De un número de Otra Parte (no recuerdo cuál porque lo presté) tomo prestados unos fragmentos de El éxtasis de las influencias, de Jonathan Lethem. Y además anuncio que Cohen y Speranza estarán por Bahía Blanca el viernes 12 de septiembre... pero eso es para otro post, esperen novedades.
.
"Cuando se vive fuera de la ley hay que eli­minar la deshonestidad." La frase proviene de un policial negro de Don Siegel llamado The Lineup, de 1958, y fue escrita por Stirling Silliphant. El filme aún se muestra en las salas de reestreno, es probable que por la incandescente interpretación que Eli Wallach hace de un asesino a sueldo psi­cópata y por la carrera extensa y sólida de Siegel.
¿Pero cuál era el valor de aquellas palabras -pa­ra Siegel, Silliphant o el público— en 1958? ¿Y cuál era su valor cuando Bob Dylan las oyó (es de suponer que en una sala de reestreno de GreenwichVillage), las remozó un poco y las in­sertó en la canción "Absolutely Sweet Mary"? La apropiación siempre ha jugado un papel cla­ve en la música de Dylan. El cantautor ha hecho uso no sólo de toda una colección de filmes clá­sicos sino también de Shakespeare, F. Scott Fitzgerald y las Confesiones de Yakuza de Jinichi Saga. También incautó el título del estudio de Eric Lott sobre los trovadores (de 2001) para su álbum Love and Theft. La originalidad de Dylan es una con sus apropiaciones.
Lo mismo podría decirse de todo arte. Hace mucho tiempo que la literatura vive en medio del saqueo y la fragmentación. A los trece años compré una antología de escritores beat. Inmediatamente y con gran placer descubrí a cierto William Burroughs, autor de un libro lla­mado El almuerzo desnudo, de quien el libro traía una muestra brillante. Burroughs era entonces el hombre de letras más radical que podía ofrecer el mundo. Y nada, en toda mi experiencia poste­rior de lector, tuvo en mí tanto efecto en cuan­to a las posibilidades de la literatura. Más tarde, tratando de entender por qué, descubrí que Burroughs había incorporado a su obra pasajes de otros escritores, un acto que mis maestros habrían llamado plagio. Algunos de los préstamos provenían de la ciencia ficción norteamericana de los años cuarenta y cincuenta, lo que agrega­ba la sorpresa de otro reconocimiento. Para en­tonces ya sabía que este cut-up method, como lo denominaba Burroughs, era esencial en su obra, y que el autor lo creía casi literalmente empa­rentado con la magia. Burroughs estaba interro­gando el universo con tijeras y pegamento, y el menos imitativo de los autores no era ni por aso­mo un plagiario.


La ansiedad de la contaminación. El collage visual, sonoro y textual fue durante siglos una tradición relativamente furtiva (un centón por aquí, un pas­tiche folklórico por allá), pero en el siglo XX es­talló en el centro de diversos movimientos: fu­turismo, cubismo, dada, música concreta, situacionismo, pop art y apropiacionismo. De hecho podría decirse que, como denominador común de la lista, el collage es la forma de arte predilecta del siglo XX, ni hablar ya del XXI. Pero olvidemos por un momento cro­nologías, escuelas e incluso siglos. A medida que acumulamos ejemplos —la música de Igor Stravinsky y Daniel Johnston, la pintura de Francis Bacon y Henry Darger, las novelas del Oulipo y las de Hannah Crafts, al igual que ciertos textos muy apreciados que se vuelven conflictivos cuando sus admiradores descubren los elementos "plagiados", como las novelas de Richard Condon o los ser­mones de Martin Luther King Jr.— resulta evi­dente que la apropiación, la imitación, la cita, la alusión y la colaboración sublimada son condi­ciones sine qua non del acto creativo, que atra­viesan todas las formas y los géneros del ámbito de la producción cultural.
La mayoría de los artistas responden a la vo­cación cuando la obra de un maestro despierta su incipiente talento. Es decir, la mayoría de los artistas llegan al arte por vía del arte. Encontrar una voz propia no es simplemente vaciarse y pu­rificarse de palabras ajenas sino adoptar y acep­tar filiaciones, comunidades y discursos. La ins­piración puede llegar al recordar una experiencia que no se ha vivido nunca. La invención, hay que admitir con humildad, consiste en crear no a partir del vacío sino del caos. Todo artista co­noce estas verdades, no importa cuán hondo ocul­te el conocimiento.


Rodeados de signos. Los surrealistas creían que los objetos poseen una intensidad indetermina­da que el uso y la vida cotidiana han opacado. Pretendían reanimar esa intensidad latente para acercar la mente a la materia que conforma el mundo. Entendían que la fotografía y el cine eran capaces de lograrlo automáticamente; el proce­dimiento de enfocar objetos con una lente a me­nudo bastaba para crear la carga que se preten­día. Al describir este efecto, Walter Benjamin comparó el aparato fotográfico con los métodos psicoanalíticos de Freud. Así como las teorías de Freud "aislan y vuelven analizables cosas que has­ta el momento han pasado inadvertidas para la corriente de la percepción", el aparato fotográ­fico enfoca "detalles escondidos de objetos fa­miliares", para revelar "nuevas formaciones es­tructurales del sujeto".
También los novelistas podemos echar una mi­rada al material del mundo, pero a veces nos cri­tican por hacerlo. A los que crecieron antes de la televisión, el despliegue mimético de los ico­nos de la cultura popular les parece, en el mejor de los casos, un amaneramiento molesto y, en el peor, una banalidad peligrosa que compromete la seriedad de la ficción andándola fuera de la eternidad platónica, donde debería residir! ¿Pero es así? Nací en 1964; me crié mirando dibujos animados, alunizajes, millones de anuncios pu­blicitarios y series como M*A*S*H*. Nací con palabras en la boca — "coca", "Xerox"— que nom­bran objetos tan fijos y eternos en la logósfera como "taxi" o "cepillo de dientes". Para mí el mundo es un hogar lleno de productos de la cultura popular y sus emblemas. Crecí además inun­dado por parodias que reemplazaban a origina­les a veces misteriosos: conocí a los Monkees antes que a los Beatles, a Belmondo antes que a Bogart, y "recuerdo" la película Verano del '42 gracias a una sátira que apareció en la revista Mad, aunque no he visto nunca el original. No soy el único que nació al revés en un ámbito incohe­rente de textos, productos e imágenes, el entor­no de cultura y comercio mediante el cual suplementamos y obliteramos el mundo natural.

Jonathan Lethem, El éxtasis de las influencias, en revista Otra Parte, nº?, ?, Buenos Aires.

martes, 2 de septiembre de 2008

VICTORIA EN BARCELONA

Victoria se nos fue a Barcelona y la vamos a extrañar. Como regalo de despedida de Bahía y de bienvenida a Cataluña, dos poemas que me gustan mucho del barcelonés Jaime Gil de Biedma.

LA CALLE PANDROSSOU

Bienamadas imágenes de Atenas.

En el barrio de Plaka,
junto a Monastiraki,
una calle vulgar con muchas tiendas.

Si alguno que me quiere
alguna vez va a Grecia
y pasa por allí, sobre todo en verano,
que me encomiende a ella.

Era un lunes de agosto
después de un año atroz, recién llegado.
Me acuerdo que de pronto amé la vida,
porque la calle olía
a cocina y a cuero de zapatos.

.
.
«BARCELONA JA NO ES BONA»
o mi paseo solitario en primavera

A Fabián Estapé

Este despedazado anfiteatro,
impío honor de los dioses, cuya afrenta
publica el amarillo jaramago,
ya reducido a trágico teatro,
¡oh fábula del tiempo! representa
cuánta fue su grandeza y es su estrago.

RODRIGO CARO

En los meses de aquella primavera
pasaron por aquí seguramente
más de una vez.
Entonces, los dos eran muy jóvenes
y tenían el Chrysler amarillo y negro.
Los imagino al mediodía, por la avenida de los tilos,
la capota del coche salpicada de sol,
o quizá en Miramar, llegando a los jardines,
mientras que sobre el fondo del puerto y la ciudad
se mecen las sombrillas del restaurante al aire libre,
y las conversaciones, y la música,
fundiéndose al rumor de los neumáticos
sobre la grava del paseo.
Sólo por un instante
se destacan los dos a pleno sol
con los trajes que he visto en las fotografías:
él examina un coche muchísimo más caro
-un Duesemberg sport con doble parabrisas,
bello como una máquina de guerra-
y ella se vuelve a mí, quizá esperándome,
y el vaivén de las rosas de la pérgola
parpadea en la sombra
de sus pacientes ojos de embarazada.
Era en el año de la Exposición.

Así yo estuve aquí
dentro del vientre de mi madre,
y es verdad que algo oscuro, que algo anterior me trae
por estos sitios destartalados.
Más aún que los árboles y la naturaleza
o que el susurro del agua corriente
furtiva, reflejándose en las hojas
-y eso que ya a mis años
se empieza a agradecer la primavera-,
yo busco en mis paseos los tristes edificios,
las estatuas manchadas con lápiz de labios,
los rincones del parque pasados de moda
en donde, por la noche, se hacen el amor...
Y a la nostalgia de una edad feliz
y de dinero fácil, tal como la contaban,
se mezcla un sentimiento bien distinto
que aprendí de mayor,
este resentimiento
contra la clase en que nací,
y que se complace también al ver mordida,
ensuciada la feria de sus vanidades
por el tiempo y las manos del resto de los hombres.

Oh mundo de mi infancia, cuya mitología
se asocia -bien lo veo-
con el capitalismo de empresa familiar!
Era ya un poco tarde
incluso en Cataluña, pero la pax burguesa
reinaba en los hogares y en las fábricas,
sobre todo en las fábricas - Rusia estaba muy lejos
y muy lejos Detroit.
Algo de aquel momento queda en estos palacios
y en estas perspectivas desiertas bajo el sol,
cuyo destino ya nadie recuerda.
Todo fue una ilusión, envejecida
como la maquinaria de sus fábricas,
o como la casa en Sitges, o en Caldetas,
heredada también por el hijo mayor.

Sólo montaña arriba, cerca ya del castillo,
de sus fosos quemados por los fusilamientos,
dan señales de vida los murcianos.
Y yo subo despacio por las escalinatas
sintiéndome observado, tropezando en las piedras
en donde las higueras agarran sus raíces,
mientras oigo a estos chavas nacidos en el Sur
hablarse en catalán, y pienso, a un mismo tiempo,
en mi pasado y en su porvenir.

Sean ellos sin más preparación
que su instinto de vida
más fuertes al final que el patrón que les paga
y que el salta-taulells que les desprecia:
que la ciudad les pertenezca un día.
Como les pertenece esta montaña,
este despedazado anfiteatro
de las nostalgias de una burguesía.