JONÁS: ¿Pero qué hacía ella allí, en el arenal, bajo la sombrilla
de estrellas?, tan anciana, con su bikini y el esmalte de las
uñas levantado, con su pamela esculpida como un nido de
lechuzas —como si la lechuza emprendiera el vuelo al
atardecer— ¿esperaba la muerte?, ¿esperaba un héroe
patronímico, lelo y difunto, para que le separase la cabeza del
tronco? y, de ser así, ¿para qué quería ella un lingote de oro
alquímico como precio?, ¿por qué cantaba, mientras destilaba
litros de ginebra, las canciones de su juventud?, ¿era aquel mar
la Estigia?, mientras California ardía y Eurídice, la nueva
Eurídice, embarca. Y Pentesilea, ¿era varón Pentesilea?, ¿que
clase de varón?, ¿era mujer Aquiles?, la rubia Marilyn, ¿y
Tancredo, y Clorinda? Cuatro serán mis progenitores.
DEHMEN: Entro y salgo del texto como quien entra y sale de la
primavera. Mis palabras son las palabras de Jonás, las palabras
de Olaf. No reconozco el mundo. Escribo el “manicomio”. “Y
con las entretejidas barcas, surcábamos un mar enorme y
agitado y el abismo poblado de monstruos”
JONÁS: si bebés el límite estás en el diluvio. Pureza. La pureza
no puede establecerse. El libro es del azar. En el azar está el
Infinito. Si bebés el diluvio. Si bebés la paloma. Si bebés el
Arca, también el Arca y la promesa. Y los hijos de Noé y la viña
—existían las ogresas—
—vos construí un Arca que yo voy a mandar un diluvio
y era el día 17 del segundo mes, y las aguas erguían el Arca por
arriba de las montañas
Chus Pato, m-Talá, pato-en-la-cara, Buenos Aires, 2010
2 comentarios:
es que lloví como la gran siete por Capital por esa fecha ... como para no construir un arca .
Para mandarte este comentario, la internet me pide escribir la palabra "choto", para verificar que no soy un robot .. habráse visto
los robots no dicen ni escriben malas palabras, esa es la prueba
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