sábado, 8 de octubre de 2011

OTRA PARTE


Salió el número 24 de la revista de letras y artes Otra Parte, cuyo eje es SANGRE. Rodeado de unos muchachos que me enorgullece tener al lado, aporté humildemente un texto sobre la poesía de Martín Rodríguez (alias el pibe) de Agua Negra a Maternidad Sardá. Les dejo acá un fragmento que viene con poema de regalo, y para el resto adquieran la revista en las mejores librerías del país: 

Decíamos que en la poesía de Martín Rodríguez no hay médicos, hay enfermeras. La enfermera, figura femenina,  madre loca, es la que lidia con su cuerpo con el cuerpo del enfermo. No es la que posee el conocimiento que normaliza, es la praxis que acompaña, la que se las ve con los flujos corporales: orines, babas, suero, sangre. El médico diagnostica, la enfermera cuida.
En ese plegar figuras la enfermera se encima con la madre, con la gallina, con la abuela, con la vaca. La vaca a su vez remite a la teta, a la leche, a una madre, pero también al campo argentino, al modelo agroexportador, y la gallina al gallo, el gallo al caudillismo en series abiertas que provocan el efecto de que cada poema (cada libro en rigor) va de la célula, a la familia, al país en una historia que tiene la densidad del mito y que está atravesada por la lucha (lucha por nacer, lucha por crecer, lucha por tomar forma) y el cuidado (cuidado al nacer, al crecer, al tomar forma). La palabra se pliega como un pañal: siembra niños en la maternidad estatal, ordeña una vaca del país agroexportador, escribe tetas como soles, hace brotar la leche que alimenta.
La poesía de Martín Rodríguez se juega en la inestabilidad, en el roce, en la lucha, pero también en el cuidado, la ternura, la fragilidad.

Sueño

Soñé que se quemaba la sardá
Soñé que en vez de correr
en medio del fuego
se ponían a parir
los amamantaban como podían
en medio del fuego
soñé que el fuego entraba
por la ventana
de mi casa
y yo preparaba mamaderas
en medio
del fuego
de mi casa
en la cocina
soñaba
que ordeñaba
una vaca
en la cocina
sus ojos miraban el campo incendiándose
los árboles, el toro, la luna,
la sangre coagulando en la leche derramada

en Maternidad Sardá, Ediciones Vox, Bahía Blanca, 2005

1 comentario:

D.Laurencich dijo...

conmovedor, como siempre. salud!