Llegás al Automóvil Club Argentino en busca de cartografía autorizada. Aunque no hay en la sala quien atienda, te sentás a esperar en un sillón cuyos ángulos evocan vagamente el perfil de una nave espacial. El sillón, de un rojo intenso, moderno probablemente en los años 50, con un aire de familia a un Siam Di Tella, parece diseñado para el viaje a gran velocidad por el futuro, aunque te toca esperar más de un hora encallado entre carteles que celebran los cómodos caminos argentinos, sus pueblos y regiones, sus respectivas fiestas típicas: fiesta de la vid, del trigo, del ternero, del maíz, del surubí.
En eso hace su aparición un conserje que te resulta vagamente familiar, y tras él una mujer de voz neutra a la que le planteás tus requerimientos.
No hay nada de lo que buscás. Sin embargo te ofrecen: Valle de la Luna, 7 Lagos, Rutas Argentinas, Maravilloso Litoral, Misteriosa Patagonia, Colonias Pampeanas. Te ofrecen un café.
No hay nada de lo que buscás. Sin embargo te ofrecen: Noroeste Ancestral, Glaciares Milenarios, Córdoba Soñada, Jardín de la República. Y el décimo café.
Contemplás el vapor que sale del pocillo como si trazara algún tipo de mensaje en el aire.
Silencio antártico.
(fragmento de BLAIA, inédito)
6 comentarios:
Marcelo, cómo va? Buenisimo Blaia... Siempre es grato viajar por este blog. Un abrazo.
Diego.
Gracias, Diego. Abrazo
Coincido con Diego; Blaia me está encantando!! :)
q lindas las fotos de la derecha
de q son?
Son de la lectura de diciembre del año pasado. Cierre del taller en La Lechuza.
muy buen texto ! seré curioso , pero .. cuando se podrá conseguir Blaia para ser leído enterito?
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