Así es. Cuando un niño canaca nace, el cordón umbilical es enterrado junto a un retoño en un lugar del bosque cercano a la aldea. Así ligados al nacer, los canacas son ellos y son también los árboles que los rodean. Esto resulta particularmente notorio en la lengua canaca, en la que las partes del cuerpo son nombradas con derivaciones de palabras provenientes del mundo vegetal. Una obviedad decir que para los canacas nuestro cuerpo individual es un absurdo. Mucho más de los canacas no se. Pero mientras dispongo unas ramas para iniciar un fuego, intento imaginar una fogata canaca… La verdad es que no puedo, mi vista y mi atención se clavan en el paquete de leña y en las letras rojas que dicen LEÑA.
“En la cosmogonía canaca, escribe Le Breton, cada hombre sabe de qué árbol de la selva procede cada uno de sus antepasados, y él mismo incluso”.
También pienso que entre los canacas el cuerpo es una extensión hacia adentro del mundo, y viceversa, por lo que cartografía y anatomía canacas, si existiesen, serían disciplinas intercambiables.
5 comentarios:
ojalá nosotros sintiéramos esa misma fuerza de la tierra más viva
es que precisamente, es imposible, la manera en que experimentamos el cuerpo y la naturaleza no puede escapar al mundo en el que vivimos; es interesante no naturalizarlo y suponer que siempre ha sido así y siempre será así.
saludos
nosotros también derivamos palabras del mundo vegetal, decimos "dale leña" cuando queremos que caguen a palos a alguien!
Es cierto, no lo había pensado. Lo apunto para un próximo texto :)
Eso, negro, apuntalo, no seas planta
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